Dos compositores clásicos, Ludwig van Beethoven y Franz Schubert, sirvieron de marco a otros dos exponentes contemporáneos, Paul Hindemith y Béla Bartók, en el concierto que ofreció el ensamble Jerusalem Chamber Music Festival. Este festival, que tiene lugar, claro está, en la emblemática ciudad de Jerusalén, da muestras de su excelencia artística desde 1998, no solo en su lugar de origen sino en todo el mundo. En esta oportunidad contó con Elena Bashkirova en piano y en la dirección, Chen Halevi en clarinete, Mihaela Martin en violín y Frans Helmerson en violonchelo, artistas de lujo que nos han honrado con su visita.
El concierto comenzó con el Trío en si bemol mayor Op. 11 “Gassenhauer”, publicado en 1798 por un joven Beethoven y que dedicó a la condesa Maria Wilhelmine von Thun, mecenas del músico de Bonn y también de su coetáneo Mozart. Fue impecablemente ejecutada por Bashkirova, Halevi y Helmerson. De lo clásico beethoveniano se pasó a una pieza de otro alemán pero contemporáneo: Paul Hindemith (1895-1963) y su Cuarteto para clarinete, violín, violoncelo y piano, obra que vio la luz en 1938. Para esta ocasión se sumó la violinista Mihaela Martin.
A continuación, el ensamble interpretó Contrastes, Sz. 111 BB 116 del húngaro Béla Bartók, un trío de danzas tradicionales para clarinete, violín y piano, escrito hacia fines de los años treinta; trabajo que, como detalle de interés, fue encargado por el mismísimo Benny Goodman, clarinetista estadounidense que sentía profunda admiración por las creaciones de Bartók. Como cierre, Schubert y su delicioso Trío en si bemol mayor para violín, violoncelo y piano Op. 99, que el compositor nacido en Viena y discípulo de Salieri ideó casi en simultáneo con su Winterreise, meses antes de su prematura muerte. Los cuatro intérpretes tuvieron una performance pareja y estupenda de principio a fin, sin puntos flojos.
Sin embargo, sorprendieron dos cosas. Una es haber visto butacas vacías; y la otra —quizás provoca mayor extrañeza, por no decir cierto grado de indignación— la frialdad de un público como el de Buenos Aires, célebre por su efusividad. Esa frialdad se tradujo en la actitud de la audiencia al finalizar el concierto, que ni siquiera esperó a que los artistas terminaran de saludar, ya que se vio cómo muchos abandonaban sus asientos y se dirigían a la salida mientras otros, por respeto a las visitas, aplaudieron hasta que salieran por el telón y luego no regresaran para un bis. Lamentablemente, como se ha dicho en este mismo espacio, no es la primera vez que sucede. Fue un concierto magnífico. Ojalá vuelvan pronto. Viviana Aubele
Fue el 15 de junio de 2016
Teatro Colón
Cerrito 651 – Cap.
(011) 4378-7100
teatrocolon.org.ar
Comentarios